domingo, 27 de mayo de 2007

On the road

Aparte de ser el título un gran libro, define un poco como nos hemos sentido estos últimos días.

Vamos en dirección sur. Conducir por estos lares es bastante extraño. Lo primero que te llama la atención es la ausencia de curvas. Aquí todo es en línia recta. No me extraña en absoluto, ya que no hay nada, literalmente, que se tenga que esquivar.
El tema es que no es lo mismo conducir con un coche normal que con nuestra cheapacampa que cuando superas los 100 le entra el Parkinson. Y con platos y cubiertos, etc. a bordo pues podéis imaginar lo silencioso que ha sido todo el trayecto.

A medida que hemos ido avanzando en nuestro viaje, el corazón de Australia se nos ha ido mostrando muy remoto y extremadamente raro.



Rarezas de la carretera...

La densidad de población de esta zona es de 1 habitante cada 8 kilómetros cuadrados y eso se nota en muchos aspectos. Para que os hagáis una idea: en un territorio el doble de grande que Francia hay los mismos habitantes que en Sabadell.
Por la carretera pasas por sitios que yo no los llamaría pueblos, serían más bien pequeños asentamientos que constan de una gasolinera y tres casas detrás. El 23 de mayo fue el cumpleaños de Quique y por la carretera vimos un cartel que decía: los mejores pasteles de la zona, etc...Nos paramos, ya que necesitábamos un pastel de cumpleaños, claro. Era un sitio llamado Larrimah de 20 habitantes! La pastelería, no era tal, sino que era el salón comedor de la mujer que hacía los pasteles y muy amablemente nos vendió un bizcocho que estaba que te cagas. En vez de velas hubo cerillas pero bueno...

Otra parada curiosa que hicimos fue en un bar llamado Daily Waters. Es el pub más antiguo del Northern Territory. Es un sitio muy pintoresco porque la gente para y engancha cualquier tipo de recuerdo en sus paredes. Hay de todo: fotos de carnet, monedas y billetes de todo el mundo, tarjetas de visita, sujetadores...El café no es barato, claro, pero sale en todas las guías y era parada obligada.



Una noche la pasamos en Katherine que es una pequeña ciudad en medio de la nada y es el nucleo urbano más grande que hemos encontrado en todo el camino (6000 hab.). Allí nos dimos cuenta de que estábamos en el corazón del país: la gente, la música que escupía la radio, el inglés ininteligible de sus habitantes...Allí nos pegamos un baño en un lago espectacular cercano a la carretera.

Haciendo caso omiso de las recomendaciones

El interior de Australia ofrece al visitante unos atardeceres brutales. Los colores que coge el cielo con la puesta de sol son realmente diferentes a todo lo visto hasta ahora. Podríamos habernos bajado del coche y, con una mano en un árbol, haber puesto a dios por testigo de cualquier cosa y hubiera colado. Aunque debido a quien somos, me pegaría más que tuvieramos una buena conversación con este telón de fondo y de vuelta a casa, uno de nosotros, hubiera salvado a unos niños de una casa en llamas.

A medida que nos hemos ido acercando al centro ha crecido de manera espectacular el número de aborígenes que se ven. Y aquí tengo que abrir un capítulo aparte.
Los aborígenes...DAN MIEDO!! En serio, no soy racista no nada por el estilo, pero dan mucho miedo. Estan tirados por el suelo en los pueblos, se gritan entre ellos, deambulan por la carretera de noche...incluso los niños dan miedo. Todos te miran con cara de ¿porqué cojones no pasastéis de largo con el barco hace 300 años y nos dejáis en paz? Yo lo entiendo, se les ha hecho de todo y más (lo mismo que los españoles cuando llegaron a America Latina o los mismos ingleses en Norte América). La verdad es que cuando los ves, da que pensar. Se les han quitado las tierras, se les han pasado mil enfermedades que han matado a un mogollón, los han masacrado en represalías brutales y desproporcionadas por defender lo que es suyo...pero a mí me dan miedo.
En sus rostros ves que se pasan el día pensando: maldito hombre blanco. Parecen clientes de la Teta Enroscada.
Llegando a Tennant Creek otra mega-urbe en donde hicimos la segunda noche en carretera, se acercaron dos aborígenes a la furgoneta. Eran dos tios que nos empezaron a hablar y tal, a dar la mano, a pedir tabaco, etc. Uno era un viejo con unas gafas como las de los jugadores de la NBA que juegan con ellas puestas y el otro no las necesitaba porque directamente no tenía ojos. Recordáis cuando Kevin Costner, en la peli de Robin Hood, vuelve a casa de las cruzadas y va al castillo de su familia y se encuentra a Duncan, el criado de la família, a quien le han arrancado los ojos? Pues así era el tío. Daría todo el oro del mundo por haber podido hacerles una foto, porque daban un miedo de la hostia.

Unos kilómetros al sur de Tennant Creek, al lado de la autopista, están las Devil's Marbles. Son como unas rocas super raras que no sabemos como se aguantan ya que son enormes y se mantienen con un equilibrio muy precario. Los aborígenes tienen una explicación y los científicos otra. Son muy curiosas


Ahora estamos en Alice Springs. Es el centro geográfico del país y se nota que está bastante apartado. La gente se la ve bastante garrulilla. No es que vaya de listo ni nada pero todo parece como Kansas (nunca he estado pero me lo imagino así). Mucho country, etc. Además, la diferencia de temperatura del día a la noche puede llegar a 20 grados. Hemos pasado de estar a 50 grados dentro de la furgo a dormir con tejanos y jersey.

Mañana partimos hacia la Gran Roca, objetivo final de esta parte del tour.

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