jueves, 26 de abril de 2007

Reflexiones sobre la caja tonta

La televisión es la demostración más clara de que todos los ciudadanos de los mal llamados paises civilizados, somos bombardeados con los mismos productos. Sólo varian pequeños detalles, fruto de la adaptación de los formatos televisivos anglo-sajones al mercado nacional y poca cosa más (sí, el presentador del 50x15 de aquí es igual de graciosillo que el Sobera).

En el prime time, domina la ficción yanqui, como no...House, Anatomia de Grey, Perdidos, Sin Rastro,Prision Break, 24, etc...pero creo (ya que no sigo mucho estos productos) que en todos van algo más retrasados que en España en cuanto a orden de emisión. Hay otros de los que yo no había oído hablar, pero que no son más que burdas copias de CSI con actores venidos a menos (que viejo que está Mark Harmon, por favor). Los productos australianos inundan otras franjas horarias menos importantes (Veïns no ha acabado todavía, no. Ya no está Kylie ni Jason, por eso).

Evidentemente bo podían faltar formatos de telerealidad. Gran Hermano tiene bastante tirón. Pero el que más me ha sorprendio es The Biggest Loser. Es un relity donde encierran a gente obesa surante 6 semanas en una casa y a ver quien pierde más peso. Hay gente que ha perdido hasta 70 kg en ese tiempo. Eso sí, siempre salen vestidos de negro: porque adelgaza y porque ya me contaréis como debe tener la piel esa gente después de perder peso de forma tan rápida. Es una gran factoría de futuros anoréxicos-bulímicos-obesosotravez.

De todas formas, la televisión de Australia, es bastante menos dañina que la de España por una simple razón: no hay el pseudo marujeo-telebasura-carmele-tomate. Aquí, la información de este tipo está ocupada íntegramente por figuras de Holywood o sucedaneos: que si Tara Reid salió del coche sin bragas, que si Nicole Richie es anoréxica, que si Tom Cruise es maricón (¡vaya novedad!) No es tremendamente constructivo, pero, al menos, no hay detectores de mentiras con ex-participantes de pseudo-realities dando espectaculos lamentables. Ya quisiera Emma García tener el carisma (y los invitados) de Oprah.

También hay perlas de carnaza pura y dura, pero es más tarde (aquí horario protegido significa algo) y con otro enfoque. Un tal Joey Greco nos deleita con un show llamado Cheaters en que ayuda a la gente que tiene la duda sobre si su pareja le está siendo infiel. Escudándose en un altruismo que no se cree nadie, le demuestra (con filmaciones, fotos, conversaciones telefónicas grabadas...) a cualquier ser desdichado como, efectivamente, su pareja le está poniendo los cuernos. El clímax final viene cuando asaltan a la furtiva pareja en un lugar público mientras dan rienda suelta a su amor prohibido. Y Joey insiste con preguntas hacia el infiel del tipo: ¿pero y tu a quien quieres en verdad? Y al pobre agrabiado ¿cómo te sientes en este momento tan duro? Muy bajo...pero muy mucho.

De todas formas, no todos los productos que vienen de los Estados Unidos son malos. Que grande es David Letterman! (y que poco original que es Buenafente, Navarro y compañía). Aunque la edad y la corrección política hacen mella en él, sigue ofreciendo un gran producto a los telespectadores. El otro día entrevistó a Bill Cosby (¡éste sí que está viejo!) y resulto un rato televisivo tremendamente cómico y entrañable. Algo pegajoso, pero muy agradable de ver.

En los informativos, evidentemente, se olvida constantemente el conflicto de Irak. Son bastante sensacionalistas pero a estas alturas ya nada me sorprende. El futbol australiano tiene una cobertura brutal, así como los deportes de motor.

Para los nostálgicos de mi quinta, os confesaré que me emocioné cuando vi que aquí daban Instituto Degrassi. Que chulo que lo veía de crío y que panolis que me parecen ahora...larga vida a Joe Jeremiah!

Lo dicho, que nos envenan a todos con lo mismo.

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